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Jesucristo y los 12 pasos.

Noveno Paso.

“Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo

implicaba perjuicio para ello o para otros." 

 

Haz las paces.

 

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar,
y allí te acuerdas de que tu hermano
tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda delante del altar,
y anda, reconcíliate primero con tu hermano,
y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Mateo 5:23

Cuando hacemos daño a otros, nos enfrentamos a varias opciones. Una posibilidad es negar o minimizar el impacto de nuestras acciones, lo que puede causar aún más daño. Otra respuesta podría ser interiorizar la vergüenza, centrando así la atención en nosotros mismos en lugar de atender las necesidades de aquellos a quienes hemos perjudicado. Un enfoque constructivo implica hacer las paces.

Para hacer las paces, es necesario reconocer el daño que hemos causado, ya sea intencionado o no. Esto implica acercarse a aquellos a quienes hemos perjudicado, confesar abiertamente nuestras acciones y darles espacio para expresar sus sentimientos, siempre que dicha interacción no cause más daño. Una vez que hemos asumido la responsabilidad, debemos ofrecernos a reparar el daño y escuchar atentamente, sin pedir perdón ni tener expectativas. Nuestro objetivo principal debe ser contribuir a la reparación, siempre que sea posible.

La restitución puede implicar devolver recursos, tiempo o atención que se tomaron injustamente. En algunos casos, puede requerir introspección y un compromiso de cambio de comportamiento. En el Evangelio de Lucas (19:1-9) se encuentra la historia de Zaqueo, un recaudador de impuestos que decidió hacer las paces después de encontrarse con Jesús. A pesar de su riqueza, que había acumulado por medios dudosos, Zaqueo prometió dar la mitad de sus bienes a los pobres y restituir cuatro veces a cualquiera a quien hubiera defraudado. Sus acciones muestran la esencia de hacer las paces: reconocer el daño y asumir la responsabilidad de restaurar las relaciones.

No siempre es posible hacer las paces de una manera tan clara como lo hizo Zaqueo. A menudo, el daño proviene de las interacciones entre las personas en lugar de una pérdida tangible. En tales casos, puede ser necesario «vivir la reparación», lo que supone un compromiso continuo de cambio de comportamiento. Este proceso a menudo implica cultivar la humildad y el valor para abandonar las reacciones defensivas y comunicarse con mayor franqueza y honestidad.

Es inevitable que las interacciones humanas a veces causen heridas, ya sea intencionada o involuntariamente, y socaven los lazos que nos unen. Reconocer tales eventos brinda la oportunidad de restaurar y fortalecer estas relaciones. Como se enfatiza en Mateo 5:23, reconciliarse con aquellos a quienes hemos perjudicado es una prioridad, incluso más importante que los rituales religiosos. Participar en el proceso de hacer las paces fomenta la humildad, la honestidad y la compasión, lo que conduce a la transformación personal y a la sanación de las relaciones.

Cuando no sepas qué hacer... haz las paces.

Preguntas para la reflexión y el debate

1. ¿Qué has hecho (o dejado de hacer) en estos tiempos difíciles que podría haber herido a otra persona?

2. ¿Qué podrías hacer para reparar el daño?

Perdón y Recompensar.

¿Qué es el perdón? 

 

Perdonar significa diferentes cosas para diferentes personas. Pero generalmente implica una decisión de dejar atrás el rencor y los pensamientos sobre venganza. 

E el perdón puede disminuir el poder que tiene sobre ti y ayudar a que te liberes del control de la persona que te hirió. El perdón puede incluso llevar a tener sentimientos de comprensión, empatía y compasión para la persona que te hirió. 

 

¿Cuáles son los beneficios de perdonar a alguien? 

 

Dejar atrás los rencores y la amargura puede dar lugar a una mejor salud y más tranquilidad. El perdón puede llevar a: 

·                Relaciones más sanas 

·                Mejor salud mental 

·                Menos ansiedad, estrés, y hostilidad 

·                Presión arterial más baja 

·                Menos síntomas de depresión 

·                Un sistema inmunitario más fuerte 

·                Mejor salud cardíaca 

·                Mejor autoestima 

 

¿Por qué es tan fácil tener resentimientos? 

Ser herido por alguien, particularmente por una persona que tú quieres y en quien confías, puede causar enojo, tristeza, y confusión. Si piensas todo el tiempo en sucesos o situaciones que te hirieron, los rencores, los deseos de venganza y la hostilidad pueden enraizarse. Si permites que los sentimientos negativos sustituyan a los positivos, quizás encuentres que tu propia amargura o sentido de injusticia te abruman. 

 

 

¿Cómo se llega a la etapa del perdón? 

El perdón es comprometerse a un proceso de cambio personalizado. Para pasar del sufrimiento al perdón, quizás tú: 

 Reconozcas el valor de perdonar y cómo puede mejorar tu vida 

Identifiques qué necesita sanar y quién necesita ser perdonado, y por qué acción 

 Consideres unirte a un grupo de apoyo o ver a un consejero 

 Aceptes las emociones causadas por el daño que te hicieron y cómo afectan tu comportamiento, y te esfuerces en dejarlas atrás 

Elijas perdonar a la persona que te ha ofendido 

Te apartes de tu papel de víctima y liberes el control y el poder que la persona que te ofendió y la situación en que lo hizo han tenido sobre tu vida 

 

Al dejar atrás tu resentimiento, dejarás de definir tu vida por la manera en que te hirieron. Quizás hasta encuentres compasión y comprensión. 

 

¿Qué pasa si soy yo quien necesita ser perdonado? 

El primer paso es evaluar y aceptar con honestidad el daño que has causado y cómo afectó a otros. Evita juzgarte con demasiada severidad. 

Si de verdad te sientes arrepentido de algo que dijiste o que hiciste, considera admitirlo ante las personas que has dañado. Habla de tu tristeza o arrepentimiento sincero, y pide perdón — sin dar excusas. 

Pero recuerda que no puedes forzar a nadie a que te perdone. Los otros necesitan llegar a la etapa del perdón cuando estén listos. Pase lo que pase, comprométete a tratar a otros con compasión, empatía, y respeto

 

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