Jesucristo y los 12 pasos.
Tercer paso
“ Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos”.(Róm. 12:1)”.
¿Por qué debemos confiar en Dios? ¿Qué perdemos al confiar en Él?
El deseo más grande del corazón de Dios es el mantenernos firmes con esperanza,
buena salud paz y éxito.
Isaías 53: "El castigo de nuestra paz cayó sobre él".
Cristo cargó con la angustia y la culpa que conllevan el pecado y la desobediencia, y cuando acudimos a Él en arrepentimiento, podemos depositar nuestra carga en Él y recibir esta paz. El pacto de paz y el descanso de la fe nos mantienen en paz durante todas las tormentas y pruebas de la vida, como el gorrión escondido en la grieta de la montaña descansa mientras ruge la tormenta.
Jesús encontró este descanso y estuvo en paz incluso durante su crucifixión y muerte.
Tomemos Colosenses 3:3 por fe, junto con Pablo: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios".
Debes encontrar descanso en la herencia que Cristo nos dejó en el Calvario para poder ascender y poseer cualquier otra herencia. Es fundamental que el cristiano encuentre descanso en su justificación, o nunca podrá comprender ni disfrutar de una experiencia superior a la del Calvario, porque aquí se encuentra el descanso de Dios.
Cuando trabajas en tus preocupaciones, miedos e incertidumbres, Dios descansa, pero cuando tú descansas, Él obra.
Insectos, aves y animales salvajes viven continuamente en presencia de sus enemigos, pero descansan. Así que puedes asegurar tu descanso cuando crees, porque Cristo vive en ti y estás sellado con el Espíritu Santo para el día de la redención (Efesios 4:30).
La conciencia es tu fe despierta y tu reconocimiento consciente de dónde está tu turbación, en ti o en Cristo, lo cual determina el resultado: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Mt. 12:37. De nuevo, el Señor te ofrece reposo en otro mandato con promesa:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os
haré descansar”. Mt. 11:28.
Forma práctica de permanecer en la voluntad de Dios
¿Cómo podemos estar seguros de poder tomar las decisiones correctas? Dios ha prometido darnos la inteligencia y la sabiduría para elegir el camino correcto.
Leer la palabra de Dios transforma nuestra alma: “El testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo”. Salmo 19:8 El testimonio es algo que escuchamos a través de la comunicación. Aquí la Palabra nos invita a meditarla, a exponernos a ella para que se produzca una transformación en nosotros.
El corazón, que es el motor de la vida, necesita una visión que lo inspire, y la ley es lo que da: vida. Asimismo, los cinco sentidos de nuestra alma requieren los testimonios (conocimiento, hechos, promesas, etc.) de la Palabra de Dios para comunicar y cumplir ese propósito.
Cuando los sentidos de nuestra alma están expuestos a la Palabra de Dios, al leerla o escucharla, mantiene nuestros sentidos en la perspectiva correcta y los anima en esa dirección. La Palabra es vida, y como vida nos anima a seguir el camino de Dios, hacia los caminos de Dios.
¿Cómo probamos la paz de Dios?
Cualquiera que haya cocinado algún alimento sabe que no se puede saber si está bien cocinado a menos que se lo pruebe. No se puede saber si un vestido o un pantalón te quedan bien a menos que te los pruebes. De la misma manera, es necesario que uno se pruebe los zapatos nuevos para ver si le quedan bien a uno y si se pueden usar. De la misma manera, podemos poner a prueba a Dios y sus promesas haciéndolas parte de nuestras vidas.
El tercer paso que nos anima a someternos a Su voluntad nos lleva a Su palabra y Sus valores.
Leer las Escrituras nos ayuda a saber si estamos en Su voluntad y refleja la paz o la inquietud que viene con ir más allá de Sus caminos y mandamientos.