Jesucristo y los 12 pasos.

Cuarto paso
“ Sin temor hicimos un minucioso inventario moral de
nosotros mismos”.
Los deseos del Alma
Al ser creados, fuimos dotados de instintos. Sin ellos, no seríamos seres humanos completos. Si los hombres y las mujeres no se esforzaran por tener seguridad personal, si no se molestaran en cosechar su alimento o en construir sus moradas, no podrían sobrevivir. Si no se reprodujeran, la tierra no estaría poblada. Por lo tanto, estos deseos—de relaciones sexuales, de seguridad material y emocional, y de compañerismo—son perfectamente necesarios y apropiados—y provienen de Dios.
No obstante, estos instintos a menudo sobrepasan con mucho los límites de su función apropiada. Poderosa y ciegamente de una manera sutil, nos impulsan, se apoderan de nosotros, e insisten en dominar nuestras vidas. Nuestros deseos de sexo, de seguridad material y emocional, y de un puesto eminente en la sociedad a menudo nos controlan. Cuando se salen así de sus cauces, los deseos naturales se convierten en el origen de los problemas. Casi todo grave problema emocional se vincula con un instinto descarriado.
Cuando esto ocurre, lo que una vez fueron bienes naturales, los instintos, se han convertido en debilidades físicas y mentales. El Cuarto Paso es nuestro enérgico y esmerado esfuerzo para descubrir cuáles han sido estas debilidades. Queremos saber exactamente cómo, cuándo y dónde nuestros deseos naturales nos han retorcido para poder empezar a corregirlos.
Antes de entrar en detalles tratemos de identificar las dos caras de estos anhelos.
Ejemplos sencillos:
1. Cuando una persona pone el deseo sexual por encima de todo lo demás, destruye su capacidad de alcanzar seguridad material y emocional y mantener su estatus social en la sociedad.
2. La obsesión por la seguridad económica nos obseciona a acumular dinero. Hasta el punto de convertirnos en una persona desgraciada, o incluso en un solitario que aíslado de nuestra familia y amigos. Pero la búsqueda de seguridad no siempre viene en términos de dinero. A menudo vemos a personas temerosas que insisten en confiar completamente en la guía y protección de otro individuo, más fuerte. Los débiles, al negarse a cumplir las obligaciones de la vida con sus propios recursos, nunca alcanzan la madurez. Su destino es sentirse siempre decepcionados e indefensos.
El adicto debe darse cuenta de que su instinto de escape es la raíz de su comportamiento destructivo. Ha bebido para ahogar el miedo, la frustración y la depresión. Ha bebido para escapar de la culpa causada por sus pasiones, y luego ha bebido nuevamente para reavivar esas pasiones. Ha bebido pura vanidad para poder satisfacer mejor sus sueños de pompa y poder. No es particularmente agradable contemplar este círculo vicioso de nuestra enfermedad mental.
Mi experiencia me ha llevado a encontrar que la salida que JesuCristo nos da a estos anhelos es constructiva. Él se presenta como la solución y provisión de estos anhelos.
En la lectura del capítulo XXX Cristo nos presenta sus nombres como los 7 Yo Soy, en los cuales estas vienen a ser la pieza del rompecabezas que le faltan a nuestros deseos:
7 veces el Señor Jesucristo se presenta con su nombre compuesto del YO SOY.
1. Yo soy el pan de vida. Anhelo de presenrvasión y supervivencia. Poniendo en Dios nuestra confianza de provisión. De esta manera suple el anhelo de preservación o sobrevivencia: "El que come de este pan nunca más tendrá hambre y yo lo resucitaré en el día postrero".
2. Yo soy la luz del mundo. Anhelo de expresión. La luz es una energía radiante a fin de ser expresada. Al recibir a Cristo, la luz del mundo, Él nos da la oportunidad de expresar esa luz.
3. Yo soy la puerta de las ovejas. El anhelo de seguridad es suplido tras la puerta cerrada. La puerta cerrada nos da seguridad. El pastor cuida en la puerta de los malos, y en la cruz, el Señor Jesucristo le dijo al diablo "tú no puedes entrar".
4. Yo soy el buen pastor... y conozco mis ovejas. El anhelo de lealtad nos ha sido mostrado a través de su amor; Además, É1 suple nuestras necesidades.
5. Yo soy la resurrección y la vida. Anhelo de poder. Cristo Jesús se plantó frente a la tumba de Lázaro y dio la palabra rhema "Lázaro, ven fuera" y Lázaro resucitó; sin embargo, antes de expresar dicha palabra, el Señor exclamó "Padre te doy gracias porque tú siempre me oyes"; en seguida, el Señor recibió poder y control sobre las circunstancias; gracias a ello, ordenó se removiese la piedra (esto habla de control sobre el mundo) y entonces exclamó "Lázaro, ven fuera".
6. Juan 14:6 Yo soy el camino, la verdad y la vida. Anhelo de conocimiento. Él es el único capaz de suplir nuestro anhelo de conocimiento. Este conocimiento se presenta en tres canales diferentes:
a. Conocimiento a través de los cinco sentidos corporales, vista, oído, tacto etc. también se llama deseo de aventura o conocimiento por experiencia.
b. Conocimiento racional o conocimiento de razón. Este conocimiento se adquiere a través de los sentidos del alma: emociones, voluntad, memoria, conciencia etc.,
c.Conocimiento de revelación. Este es un conocimiento de parte de Dios revelado a nuestro espíritu humano: amor, fe, esperanza, conciencia de Dios, etc., y de ahí al alma.
7. Juan 15:1. Yo soy la vid verdadera. El anhelo de atención y aceptación es suplido por Cristo Jesús en la posición de la vid verdadera. El Señor nos tiene unidos a Él; somos sus pámpanos o ramas y somos tan aceptados por Él pues somos parte de Él; es decir, en esta posición de pámpanos ya no somos tratados como pequeños siervos.