Jesucristo y los 12 pasos.
octavo Paso.
“hacemos una lista de las personas que hemos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos"
¿Quiénes somos y cómo podemos llegar a una reconciliación?
Nuestra alma es como una cómoda que tiene cuando menos 5 cajones. Estos son neutros y no tienen opinión. Podemos llenarlos como queramos y no se quejarán. Tenemos memoria, razón, conciencia, imaginación y afectos. Las cosas que escojamos guardar y amar serán la información que nuestra voluntad usará para tomar decisiones.
Conflicto:
En nuestro caminar, enfrentamos gente y situaciones con las que no estamos preparados, y nuestras reacciones pueden ser incorrectas y provocarnos un rompimiento con nuestros amigos o conocidos. Tomar un camino equivocado crea una batalla con nuestra conciencia. Los valores que hemos recibido desde pequeños y nuestras acciones actuales generan un conflicto. Esto hace que tengamos que levantar una pared dentro de nosotros mismos y ante la sociedad. Esto es un tipo de conflicto personal que puede llevar a una vida marcada por amargura y decepción. Todo se refleja.
Relaciones:
Una vida sana y exitosa es el resultado de buenas relaciones. La primera relación del hombre es con Dios, al no ser desarrollada esta relación por haber crecido en un ambiente donde no se le reconozca existe un vació espiritual. Este vacío espiritual solo se llena al reconocer a Dios.
La segunda relación que quiero mencionar aquí está ligada a Dios y es con Su Palabra que es las ordenanzas que Dios ha puesto, cuando no conocemos a Dios esta relación se hace visible por el eco en nuestra conciencia, y es ella la que nos revela que lo que hacemos está mal.
La tercera relación es con el mundo exterior, que nos ofrece todo lo que queremos. Nuestra elección moldea nuestra persona y, por ende, nuestra vida. Al aceptar a Dios, Él nos pide dejar atrás lo perjudicial y lo contrario a Su Palabra, invitándonos a vivir de forma sana y feliz. Así, nuestra relación con el mundo cambia: buscamos ser luz y reflejar el amor y la compasión de Dios.
Nuestra cuarta relación que quiero ver aquí es con la Autoridad y la experimentamos en todas las áreas y tiempos de nuestra vida, con nuestros padres, con nuestros maestros, con nuestros jefes en el trabajo, como ciudadanos y partícipes de una sociedad llena de reglas. La palabra clave de autoridad es someter: someternos a nuestras autoridades nos dará paz y seguridad en nuestra vida. Sometimiento no es servilismo.
Así que al llegar al paso octavo veremos que la primera reconciliación que debemos buscar es con Dios, a través de JesuCristo somos reconciliados con Dios y al tener paz allí nuestras relaciones empiezan a cambiar. Nuestra alma empieza a recibir la información correcta y a desechar lo que nos hacía daño y nos inclinaba al mal.
2. El ministerio de reconciliación.
II Corintios 5:18-20. En este pasaje la reconciliación se menciona cinco veces.
a. Causa, fin y medio de reconciliación: Dios nos reconcilió a sí por JesuCristo.
b. Colaboradores en el ministerio de la reconciliación: “Nos dio el ministerio de la reconciliación”.
c. Contento del evangelio de la reconciliación: porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo.
d. Obradores de la palabra de reconciliación: puso en nosotros la palabra de reconciliación.
e. Llamamiento a la reconciliación: os rogamos en nombre de Cristo reconciliaos con Dios.
Cuando Dios envió a su hijo, lo hizo para reconciliar al mundo consigo mismo. No tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, nos encargó la palabra de la reconciliación. “Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. “
"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación"
Obra. La reconciliación es el efecto que Dios produce en nuestra vida para cambiar la enemistad y la incredulidad en la fe y el amor. Esta obra rompe la división entre los hombres: gentiles y judíos. Ef. 2:16. Una relación correcta con Dios trae consigo una relación correcta con los hombres. Mt. 5:23, 24.
En la perspectiva de Dios como cristianos nosotros damos de gracia lo que hemos recibido de gracia, de la misma forma en que perdonamos a nuestros deudores porque Dios nos ha perdonado también buscamos la reconciliación porque Cristo nos ha reconciliado. Es un acto de amor del cual somos capaces porque hemos sido amados primero.
«Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia».